miércoles, 15 de julio de 2009


GRADO SEXTO:

DIALOGO


A través del diálogo, padres e hijos se conocen mejor, conocen sobre todo sus respectivas opiniones
y su capacidad de verbalizar sentimientos, pero nunca la información obtenida mediante una conversación será más amplia y trascendente que la adquirida con la convivencia.

Dialogar también es Escuchar
Junto con el silencio está la capacidad de escuchar.

Hay quien hace sus exposiciones y da sus opiniones
sin escuchar las opiniones de los demás. Cuando eso sucede, el interlocutor se da cuenta de la indiferencia del otro hacia él y acaba por perder la motivación por la conversación. Esta situación es la que con frecuencia se da entre padres e hijos.

Los primeros creen que estos
últimos no tienen nada que enseñarles y que no pueden cambiar sus opiniones. Escucha poco a sus hijos o si lo hacen es de una manera inquisidora, en una posición impermeable respecto al contenido de los argumentos de los hijos. Esta situación es frecuente con hijos adolescentes.

Estamos ante uno de los errores más frecuentes en
las relaciones paterno filiales: creer que con un discurso puede hacerse cambiar a una persona. En el hogar se debe hablar de lo que nos preocupa a los hijos y a los padres. Del apoyo mutuo entre ambos. Los problemas familiares deben ser comunicados a los hijos (adaptándolos a sus características y comprensión), ya sean financieros.. Hablaremos de las ocupaciones (trabajo, estudios, tareas domésticas...), del dinero de bolsillo, del horario para regresar a casa... Y también de educación.

De nuestros sueños y pesadillas, de lo que
nos gustaría cambiar, del peso de la vida familiar, de la responsabilidad de la buena marcha de la familia. Los padres han de ganarse la confianza de sus hijos para que pase lo que pase lo cuenten en casa (ya sean agredidos, víctimas de abusos...), para que cuando el grupo influya mucho, los padres desde un segundo plano estén receptivos a cualquier consulta o demanda

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